Obsolescencia programada

obsolescencia programada

 


 

Desde hace unos años y pos de la lucha contra el cambio climático, hay una serie de medidas que ya está teniendo en cuenta la UE y que nos conviene saber de qué se trata. Una de ellas tiene que ver con la obsolescencia programada. 

¿Qué es la obsolescencia programada?

La obsolescencia programada es la creación de un producto que, tras su fabricación viene predeterminado con un período de vida útil planificado desde principio a fin.

Esta programación planificada tiene como objetivo que el comprador tenga que volver a recomprar el producto que se ha vuelto inútil, obsoleto o directamente ha dejado de funcionar.

Esta obsolescencia programada tiene por objetivo mantener la demanda del producto de manera constante, de modo que la fabricación de ese producto no se agote y tampoco los beneficios que se obtienen por la venta de ese mismo producto o de características similares o mejores.

¿Cuándo comenzó la obsolescencia programada?

La obsolescencia programada tiene su punto de inicio el 23 de diciembre de 1924.

En Ginebra y tras reunirse los principales fabricantes de bombillas como Phillips o General Electric, se llega al acuerdo mediante firma de documento de limitar la vida útil de sus productos a 1000 horas en lugar de 2500 como hasta entonces.

Fue el primer acuerdo para establecer la vida de un producto con el fin de aumentar los beneficios tras la venta recurrente de ese producto.

La idea caló hondo tanto en el mercado como en los compradores. Había nacido la idea de instalar en la mente del consumidor, el deseo de la compra del producto antes de necesitarlo.

El crecimiento del PIB

Lo que hoy denominamos el PIB de cada país, es la capacidad de crecimiento de su Producto Interior Bruto.

Medimos la economía de un país por su capacidad de crecimiento a nivel económico. Pero, lamentablemente este crecimiento viene de la mano de un modo de producción que tiene instalada la obsolescencia programada en todos los sectores, pero también en la mente del consumidor.

Es su constante necesidad de estar a la última la que impulsa las compras de tipo compulsivas, como símbolo de status o un modo de sentirse dentro del sistema, lo que genera el comprar, usar y tirar.

Actualmente casi todos los sectores de la economía aplican en sus productos una limitación de su vida útil con el mismo objetivo.

Consecuencias de la obsolescencia programada

El gran problema de la obsolescencia programada en los productos es que abarcan a todos los productos del mercado y  cuando se ideó, no se había tenido en cuenta los efectos y el impacto dañino y nocivo contra el medio ambiente.

Seguramente en ese momento no era un problema visible o no se tuvo la capacidad de predecir lo que estamos viviendo en la actualidad.

Según la Oficina Internacional del Reciclaje, en 2025 se generarán 53,9 millones de toneladas de desechos  que solo procederán de los productos electrónicos.

Países como Ghana o Pakistán funcionan como vertederos de toda esta basura electrónica, la cuál se ha desechado antes de reparar.

Pero hoy, y con datos sobre la mesa tenemos la oportunidad de hacer los cambios urgentes y necesarios que se necesitan para revertir el impacto negativo sobre el medio ambiente.

Este tipo de economía funcionaba bien en los años 30, 40, 50. Sin embargo, hoy en día no es posible seguir con este ritmo de crecimiento ya que no estarán en un futuro próximo los recursos disponibles para satisfacer este modo de producción.

Por otra parte, se seguirán amontonando las toneladas de basura con la consecuente contaminación que genera en los países menos desarrollados, que es a donde van a parar estas montañas de basura.

 

Propuestas

Desde la Unión Europea ya se están dando las señales necesarias de que este modelo tiene que tener un tope.

Una de las propuestas más innovadoras es la de la economía circular.

A nivel de países, Francia es el país que más adelantado está en toda la Unión con propuestas como:

  • Que el consumidor disponga de toda la información del producto de manera clara
  • Que se extienda la vida del producto para ahorrar costes de materias primas y sobreexplotación sobre los recursos escasos.
  • Que los productos sean reparables y reutilizables
  • Que existan previsiones de repuestos para reparar los productos.
  • Información verídica sobre la garantía legal del producto.

Recordamos también el uso de puntos limpios, ya que se han convertido en puntos importantes en las cadenas de reciclado por donde discurren los distintos residuos. Este tipo de implementaciones son ayudan como sociedad a tomar conciencia de todas las acciones de prevención que nos ayudan a cuidar nuestro planeta. 

En España queda aún un largo camino por recorrer. Es responsabilidad de los gobiernos de buscar la manera de legislar con urgencia sobre un problema que nos implica a todos por igual.

Desde la UE, a través de El Pacto Verde Europeo, que se enmarca dentro de un conjunto de propuestas de la UE en materia de clima, energía, transporte y fiscalidad, se pretende reducir las emisiones netas de efecto invernadero en al menos un 55% de aquí a 2030. Esperamos que en dichas políticas se impliquen todos los países de la Unión Europea y que no queden en papel mojado. Es una enorme oportunidad para potenciar y favorecer un cambio como el que realmente necesitamos. 

 

 

 

 

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